Thursday, September 22, 2011

MÁS DE ARTE ACTUAL/BAÚL DE MAGO


Roberto Burgos Cantor

Después de pensar en el eje que escogieron los curadores del Encuentro de Medellín, Enseñar y Aprender, quizá valga mirar algunas obras con las que los artistas respondieron a la invitación.
Una tela de 10 metros de largo cae sobre la fachada del Museo de Antioquia. Una xilografía que reproduce los rostros de Raúl Reyes, Álvaro Uribe, Piedad Córdoba, María Cano. Es del artista alemán Thomas Kilpper.
Aquí se da una característica de las expresiones contemporáneas. La concepción y su producción se hacen en el lugar dónde se va a exhibir y por lo regular se vincula de manera desesperada con elementos de la vida pública del país o la ciudad anfitriones.
Kilpper ha ocupado por varios días el foso de la orquesta del teatro Pablo Tobón Uribe. Allí ha recibido a personas que le cuentan su drama: hambre, desplazamiento, amenazas, desocupación, enfermedad. De ese coro de desdichas, de males injustos, es de suponer que surge la inspiración inducida, el destello que a veces entrega con mezquindad una intuición artística, una revelación que agrega misterio, opone belleza revulsiva a la chatura del mundo.
Pero el artista ha sucumbido a la realidad. Asediado por los relatos, denuncias, impotentes alegatos, su condición de artista se trocó por la de juez, inspector, historiador, ¡vaya a saber! Está preso de las apariencias de lo real, de sus manifestaciones engañosas. Y no logra romperlas.
De ese censo de víctimas, de ese agrimensor de desgracias, surge la tela de 10 metros. Va acompañada de otra característica frecuente de estas expresiones artísticas. Siempre se les adosa una interpretación de autor. Kilpper se pregunta que cómo se puede superar el estado de negligencia. No se ocupa de describirlo. La verdad es que es ingenuo pensar que después de haber sufrido a los Escobar, a Berna, la infamia de Gaviria y Echeverry, la tensión por torpedear a un alcalde de las calidades de Alonso Salazar quien ha resistido las intolerancias colombianas y ha salido airoso, el asesinato de jueces probos, de un Procurador inocente, la censura de excelentes columnistas, pueda haber negligencia ¿qué más?
La ingenuidad no tiene fondo. El artista alemán continúa su prédica de parroquia. Su obra, dice, da voz a los excluidos. ¿A los excluidos de qué?
Hay que ponerse en el lugar de un paseante por la Medellín transformada. Sin la librería Aguirre ni el café del hotel Nutibara. Con el rodaje poderosos de su metro. Sus bibliotecas de ensueño. ¿Qué ve en la xilografía?
Se puede jugar: Cano, Córdoba, Uribe, son antioqueños. Reyes, creo, es santandereano. Hay dos mujeres y dos varones. Las mujeres son convencidas de la palabra, del diálogo, del discurrir razonado. Ambas creen en los encabronamientos del amor. Los varones son rústicos, abruptos, simplones, están convencidos de la fuerza de la piedra.
Cuando Santiago Mutis arme su caja de vidrio en Alexanderplatz , Berlín, pondrá a Hitler, un SS, Lilí Marlen, Benjamin, Hölderlin, Ratzinger y una rubia de la banda revolucionaria.

De Colombia

Imagen: Thomas Kilpper en el Encuentro de Medellín, 2011

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