Sunday, February 9, 2014

El caso de la Loba Roja


Miguel Sánchez-Ostiz

El desgraciado asunto de  la Loba Roja, la joven tuitera condenada por enaltecimiento del terrorismo, me sugiere varios motivos de reflexión.
Uno, que la Red está controlada y que escribimos y nos comunicamos en libertad vigilada y condicional, dentro de unos límites que se estiran y encogen a voluntad de los guardianes. Esa es una de las reglas del juego que aceptamos por los beneficios y el gusto que nos procura este. de no aceptarlas estaríamos fuera, pero no estamos dentro, y disfrutando ¿o no? diciendo lo que nos parece bien.
Otro, que la condena a un año de cárcel por enaltecimiento del terrorismo  suena a  que aprovechando que el Ebro pasa por Valladolid, se le ha dado a esta joven un escarmiento enmascarado en acto de estricta justicia por completo ful.  La joven estaba condenada de antemano. Mientras el gobierno celebra sin recato la violencia institucional impune, no persigue de manera decidida a quienes enaltecen el franquismo criminal -la hija de Franco pidiendo la intervencion del Ejercito en Cataluña, funerales a generales golpistas convertidos en mítines que celebran el golpe militar de 1936 y un largo etcétera de despropósitos y actuaciones delictivas que el partido en el gobierno ampara y de esa manera alienta: se lo acaba de decir una comisión de la ONU-, sus tribunales condenan unas palabras aladas en un medio y en un contexto concretos, y con un estilo también concreto que no engaña a nadie: 
"La mayoría de mis tuits son a causa de la rabia acumulada". ¿Excesivas sus palabras? Es posible. Quien te maltrata y multa por capricho y con gusto no puede pedir que, encima, respetes las reglas del juego de las cortesías y las pamemas.
Y otro más, que la tuitera ha puesto por escrito lo que piensan  muchos, jóvenes, menos jóvenes y viejos, algo que ya resulta innegable. O dicho de otra manera: se persigue y pena lo que se expresa, no lo que se piensa, todavía: el famoso esas cosas se piensan, pero no se dicen.
Pensar, decir, no decir... los medios de comunicación se han cebado con la joven, ofreciendo de ella el perfil que más pudiera perjudicarle y descreditarle, no ya en las fotografías publicadas, que también, sino en la sucia redacción de la noticia. Se nota que a la mayoría le alegra la condena porque sí, por su rebeldía, por ser mujer y joven, algo que siempre pasa cuando el rebelde es atrapado. Un asco.
Y por último, a la vista de todo lo anterior tengo que preguntarme si deseo la muerte de mi enemigo, de esa pesona o personas en las que concreto el odio cierto que sus actuaciones me provocan a  diario, y si me alegro o no de su muerte cuando esta sucede... en la medida en que no hay ley alguna que me obligue a lamentarla y/o a condenarla, porque digan lo que digan no la hay, todavía. Asunto este íntimo y de conciencia y al que cada cual responde con arreglo a esta o a sus creencias o a las convenciones sociales que acate y cultive.
Item más y a propósito del odio: "Odiar a alguien es sentir irritación por su simple existencia", eso dejó dicho Ortega y Gasset, que sabía mucho, así que a misa, porque en este pais la irritación es como la cainina, una droga de libre consumo, casi gratuito.... lo digo porque acaba por no salir gratis... y apunta Tartufo: "No, yo no odio, de qué, eso el otro, el otro, siempre el otro, yo virtuoso, ponderado, pacífico, gente de bien, de orden, cristiano..." ¡Chingelbel, carajo, chingelbel!
_____
De vivirdebuenagana, 05/02/2014

No comments:

Post a Comment