Thursday, February 12, 2015

Diablada puneña


Rosalía Margoth

En 1577, los jesuitas se establecieron en Juli, Puno, y en los días festivos, se realizaban funciones teatrales a las que ya estaban acostumbrados los aymaras y se presentaban comedias y autos sacramentales. El Dr. Ricardo Arbulú indica que en una carta del padre Diego González Holguín a su superior, los jesuitas en su misión en Juli, enseñaron a los nativos, un canto-danza sobre los siete pecados capitales y como los ángeles vencen a los demonios, para cristianizar a los habitantes de la zona. Juli fue conocida como "La Roma de las Indias". Juli es uno de los centros culturales desde donde se difunde la figura del diablo

El director Miguel Rubio Zapata recoge la versión del profesor Edwin Loza Huarachi, danzante y mascarero, quien afirma que la diablada puneña tiene su origen en la Danza del Anchanchu, y es anterior a los autos sacramentales. En aymara Alajpacha es el reino superior de luz y bondad, Manqapacha es el reino de la oscuridad y lo malo; y Akapacha es el reino medio donde viven los aymaras. En el Manqapacha viven anchanchus, dueños de minas, malignos y gentiles; a quienes se debe pedir permiso para explotar una mina. Leyendas relatan que el anchanchu es un humanoide pequeño, con nariz de cerdo y cuernos de becerro.
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El antropólogo Alejandro Ortiz Rescaniere, recopila el "Mito del Supaya" en Puno de un relato de Isidro Rojas, aymara de 89 años. En el relato Jesucristo se enfrenta a su hijo Supaya. Isidro Rojas afirma que el mito es el origen de la Morenada y la Diablada de Puno. En la cosmología aymara, Jesucristo es Thunupa y Supaya son demonios.

Su asociación con el culto a la Virgen de la Candelaria surge a raíz de una leyenda popular. En Puno, una leyenda narra que en 1675, cerca la mina Laikakota a una legua de la ciudad, el español José Salcedo mandó a destruir las casas de los mineros pero desistió porque vieron a la Virgen María luchando contra el diablillo de la mina. Por el fuego observado en la mina nace el culto a la Virgen de la Candelaria.

La representación tuvo muchos cambios desde esas fechas, cambios como las máscaras que en su tiempo eran de yeso y para los cabellos eran utilizados los hilos de los costales de bayeta de la época; todo era tradicional y pequeño, se presentaba en fechas importantes de la Iglesia católica. El personaje incorporó características del diablo europeo, como un fauno con cola y tridente.

El caporal o diablo mayor tiene una mascara cubierta de oro (Q'ori Anchanchu) o plata (Q'olqe Anchanchu) cubierto de reptiles, orejas en forma de sapo, colmillos en los labios y grandes cuernos. Eran construidas de yeso y luego de latón. Al igual que los mascareros bolivianos, los modelos peruanos fueron influenciados por mascaras tibetanas asi como elementos de culturas nativas como Sechín, Chavín, Nazca y Mochica; las máscaras fueron mejoradas, incluyendo dragones que denotan influencia asiática.

El ángel que participa en esta danza, tambien lo hace en el Chatripuli, con alas, faldón y espada. Puli en aymara significa "angel".

En el desarrollo de esta danza, los diablos acompañaban a los conjuntos de sikuris. Entre los sikuris más antiguos que sobresalieron en esta etapa son el del Barrio Mañazo en Puno fundado el año de 1892 y Juventud Obrera, fundado en 1909. Allí se conforma la comparsa "Danza de Diablos" acompañada por sicu-morenos.

Enrique Cuentas Ormachea describe que hasta 1965, la diablada puneña era diferente a la diablada boliviana y que las influencias empezaron en 1918 cuando el grupo "Los Vaporinos", de los trabajadores de la Peruvian Corp que surcaban el Lago Titicaca, danzaron por primera vez en la Fiesta de la Virgen de la Candelaria con trajes y bandas de bolivianas; mientras que los demás grupos puneños continuaban realizando la danza acompañados por sicu-morenos. En 1922, "Los Vaporinos" decidieron volver al acompañamiento tradicional con sicu-morenos. Los sicu-morenos tocan sicus, bombo, tambor redoblante, platillos y triángulo; y ejecutando huayños sincopados; los personajes danzantes eran diablos caporales, diablos menores, chinas diablas, el viejito, el negro jetón, el apache, el león, el murciélago, el cóndor, el oso, el gorila y la jirafa.

José María Arguedas en su libro La danza de los sicuris de 1943 describe como los diablos acompañaban a los sicuris en Sicuani, Cusco; indica que es una innovación al sicuri bipolar tradicional que ahora incorpora a comparsas de diablos y se transforma en sicu-moreno. Los diablos no tocan zampoñas y abren camino al sicuri con sus tridentes y saltos.

En 1956 Alberto y Ramón Velásquez establecieron un taller para desarrollar máscaras de diablos en Puno, anteriormente cada danzante construía su propia máscara o se compraban al mascarero boliviano Antonio Vizcarra, quien utilizaba modelos de máscaras tibetanas en su construcción.  

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Del blog punodanza.blogspot.com (Perú), 2010

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