Wednesday, June 1, 2016

El rey de los perros

JORGE MUZAM

Reaparecen las bibliotecas virtuales, esas que aún dejan descargar los viejos libros liberados por las legislaciones de ciertos países.

Anoche me di un festín bajando relatos de Melville. No encontré La viuda chola (que tiene leves semejanzas con Robinson Crusoe) ni El rey de los perros, que es uno de esos relatos que me hubiese gustado escribir. Un soldado recibe una isla como pago a sus servicios. Allí, en sus dominios, frente al Perú, proclama una monarquía, y es defendido por fieros dogos ante las continuas conspiraciones de sus súbditos, hastiados de sus extravagancias. 

Bajé también Billy Bud y Benito Cereno. Espero leerlos hoy mismo. Hay omisiones imperdonables  en mi vida lectora que espero resarcir a la brevedad. Aunque sé que nunca nada será suficiente. Llegaré a viejo, me atropellará una todoterreno, me intoxicaré con alcohol, mi corazón no resistirá una sobredosis de sexo o la policía me confundirá con un narco y me cagará a tiros y apenas habré alcanzado a leer una fracción ridícula de todo lo que pretendí leer.

Ayer regresé al norte argentino. Digo "regresar" por decir algo, porque ya ni sé lo que es eso. Soy de todas partes y de ninguna. Mutan mis pensamientos a la par que suman mis pasos, como una estatua melancólica que se resiste a ser sólo estatua y siempre amanece en una plazoleta distinta.

En el camino vi garzas, ñandúes y cigüeñas, auténticos gauchos arreando vacas y caballos salvajes con sus patas hundidas en los humedales. 

La carretera estaba caliente y los espejismos asomaban en tumulto desde el cemento. Nos detuvimos en varias estaciones de servicio, llenamos los termos para el mate y comimos algunas facturas.

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De CUADERNOS DE LA IRA (blog del autor), 10/12/2013


Imagen: Herman Melville

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