Wednesday, November 30, 2016

Finnegans Wake

MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ

Llevo un par de horas recorriendo estás páginas y no salgo de mi asombro. No voy a decir que no entiendo nada, aunque sea así, pero me pierdo como quien se extravía de noche en un bosque cerrado. La tarea de trasladar ese artefacto narrativo al castellano me parece algo colosal, asombroso. Intentar leer esas páginas de una manera convencional me parece inútil.  ¿Hay otra forma de intentarlo? Puedo decir que me dejo llevar por la escritura, tampoco funciona, ese torrente está lleno de escollos y de escolios, la distorsión del lenguaje no siempre es descifrable ni mucho menos, y el desafío de encontrar una perla rara tampoco es un estímulo que se sostenga durante mucho tiempo. Te pone a prueba como lector. Mentiría si dijera que me esperaba otra cosa porque conocía su edición francesa y algún intento de traducción en castellano y el excelente trabajo académico de Francisco García Tortosa (1992), exhaustivo y clarificador acerca del fragmento de Anna Livia Plurabelle, amén de un edición inglesa que no puedo abrir más que como si fuera un grimorio o para quedarme ante sus páginas abiertas como un hombre primitivo enmudecido frente a su tótem (Apollinaire). Escritura en el límite del enigma, sea, demasiados años de esfuerzo de escritura para ser un texto inútil y por completo gratuito, más de 70.000 notas acumuladas, obra más divertida de escribir que de leer… libro de culto… ¿Legible? A la pasa espero la llegada de los listos.

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De VIVIRDEBUENAGANA (blog del autor), 29/11/2016

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