Saturday, May 6, 2017

Postales callejeras (segunda tanda)

JOSÉ CRESPO ARTEAGA

Ah, los anuncios enigmáticos son mi debilidad porque si no me pican la curiosidad, al menos me mueven la comisura de los labios en procura de una sonrisa. Se dice que el rostro tiene innumerables músculos, así que de vez en cuando resulta saludable ponerlos a trabajar. Pruebe fijando la vista en este rocoso cartel que parece salido de una película futurista. Eso sí, el motivo para lucirse con ese fantástico subtítulo es todo un enigma.

Otro anuncio muy profesional que provoca ganas de inscribirse al tiro. Tan capos son, que la exelencia se notaba en ambas caras del letrero. Profesionalismo al cuadrado por donde se lo mire. 


Si usted no es boliviano, se le notará al instante la cara de perplejidad al toparse con este cartel que parece indicado para barcos o canoas, o qué sé yo. ¿Flotas de camiones, de buques, de automóviles, de aviones? ¿o qué se le viene a la cabeza? ¿o en su país se dice “flotas” a los autobuses? Puede que la gente llame como quiera a estos vehículos según los usos y costumbres: colectivos, guaguas, micros, autocares, etc. Pero en urbes que se precian de modernas, las convenciones internacionales sobre transporte y vialidad no deberían ser meros saludos a la bandera.

Aquí otra palpitante joyita, cortesía de los genios de Tránsito y Vialidad de la alcaldía cochabambina. La avenida Libertador (foto tomada yendo de sur a norte, frente al estadio) es quizá la arteria más concurrida que conduce a Cala Cala y otros barrios norteños de la ciudad, y en su trayectoria corta en dos otra avenida no menos importante que va de este a oeste, conocida como América. Ahora bien, cualquier automovilista del interior del país se daría cuenta, por lógica, que a su mano derecha está el Este y no al revés. Pero parece que los cochabambinos no se han enterado de la chapuza municipal o tendrán la vista puesta en las churrasquerías de la zona.


En este cartel amarillo conviene detenerse un poco más, que si no la autoridad policial podría imponernos una multa por no carcajearse ante ese colmo del absurdo. ¿No se supone que las motos sin placa (matrícula) no deberían transitar efectivamente en ninguna calle o avenida? Y ver esta advertencia en plena puerta del cuartel general de la Policía, en el centro de la ciudad, ¿a que les suena? ¿será que también los efectivos policiales circulan en motos indocumentadas? Y para terminar de rizar el rizo, anuncian que trabajan por mi seguridad. No me jodan.


En mis ocasionales viajes al Valle Alto y otros municipios (aun en la desolación del altiplano) he descubierto que no hay pinche obra social sin su correspondiente cartel gigante, impreso a todo color,  y vaya uno a saber cuánto dinero despilfarran los alegres administradores de la cosa pública en promocionar su imagen personal, a veces posando con los brazos abiertos en plan de dadivosos filántropos, pero con dinero ajeno, el de nuestros impuestos. El estilo narcisista del cacique Morales ha creado escuela y por todas partes aparecen sus émulos (sean oficialistas o de la oposición) que compiten entre sí por superar al amado líder. Si hay que adornarse con detalles pintorescos como cantaritos, cascos, banderolas, vaquitas, florecillas, etc, mucho mejor. Lo de ofrecer información clara y específica sobre las obras en cuestión es lo de menos, bien valen unas abreviaturas ambiguas para que no ocupen tanto campo en el cartel y no quiten espacio al retrato de los susodichos.

¡Qué pintado y pintudo es este paisito del nunca jamás!


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De EL PERRO ROJO (blog del autor), 05/05/2017 

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